Filósofos de la antigüedad.

  • 625 BCE

    Tales de Mileto.

    Tales de Mileto.
    En cuanto a sus aportaciones más importantes destacan el nacimiento de la filosofía como pensamiento racional o el principio de semejanza. Tales comienza a reflexionar sobre la naturaleza de las cosas del mundo, su funcionamiento y sus causas, y a cuestionar el verdadero poder de estos dioses para controlar el universo.
    Sin embargo, estas preguntas sin ser planteadas desde un punto de vista focalizado al mismísimo, sino a la mente de un hombre que busca respuestas prácticas.
  • 540 BCE

    Heráclito.

    Heráclito.
    Su pensamiento se orientó hacia la búsqueda de un principio constitutivo (arché o arjé) común a la pluralidad de seres de la naturaleza, es así como propone la teoría de la creación del ser a partir del agua.
  • 469 BCE

    Sócrates.

    Sócrates.
    Su reflexión se centró en el ser humano, particularmente en la ética, y sus ideas pasaron a los dos grandes pilares sobre los que se asienta la historia de la filosofía occidental: Platón.
  • 460 BCE

    Demócrito.

    Demócrito.
    Postuló los átomos (minúsculos corpúsculos indivisibles) como arjé, es decir, como principio constitutivo y originario de la multiplicidad de seres de la naturaleza.
  • 428 BCE

    Platón.

    Platón.
    El platonismo ha sido interpretado tradicionalmente como una forma de dualismo metafísico, a veces referido como realismo platónico o exagerado. De acuerdo a esto, la metafísica de Platón divide al mundo en dos distintos aspectos; el mundo inteligible —el mundo del auténtico ser—, y el mundo que vemos alrededor nuestro en forma perceptiva —el mundo de la mera apariencia—. El mundo perceptible consiste en una copia de las formas inteligibles o Ideas.
  • 384 BCE

    Aristóteles.

    Aristóteles.
    Para Aristóteles, el mundo no tiene compartimentos. Si bien Aristóteles admite, al igual que Sócrates y Platón, que la esencia es lo que define al ser, concibe (a diferencia de sus antecesores) la esencia como la forma (μορφή) que está unida inseparablemente a la materia, constituyendo juntas el ser, que es la sustancia.