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La historia de las cestas y el oficio cestero.

  • 9000 BCE

    9000 BCE, Neolítico

    9000 BCE, Neolítico
    Antes que a tejer aprendió el hombre a urdir. Anterior al tejido es el arte de la cestería de mimbre, de cañas o de tiras de madera flexible. Largos y estrechos; chatos y abombados; planos; grandes y pequeños..., eran recipientes que utilizó el hombre recién salido del Neolítico para las labores de recolección de frutos silvestres.
  • 4000 BCE

    4000 BCE, La Antigüedad.

    4000 BCE, La Antigüedad.
    En la Antigüedad, el cesto servía para todo. El sumo sacerdote de la ciudad babilónica de Lagash lo utilizaba como corona hace más de cinco mil años.
  • 3150 BCE

    3150 BCE, Antiguo Egipto.

    3150 BCE, Antiguo Egipto.
    Este arte llegó a su perfección en Egipto, donde la materia prima empleada para su elaboración era el papiro, planta vivaz con caña de dos o tres metros de altura, cuyas láminas sacadas del tallo también eran empleadas como papel. La forma del trabado alcanzó tal sofisticación que un mismo cestero podía hacer hasta cien unidades con distinto diseño. De ahí es probable que quedara el dicho que asegura: "Quien hace un cesto, hace ciento".
  • 1200 BCE

    1200 BCE, Antigua Grecia.

    1200 BCE, Antigua Grecia.
    En la Grecia clásica no sólo servía como banqueta, sino que tenía su uso en el comercio, en el ajuar doméstico, y hasta en el templo. Cuenta la leyenda mitológica que la diosa Atenea, diosa de amores trágicos, encerró en un cestillo de mimbre blanco el corazón todavía palpitante del joven enamorado Zaegro.
  • 1054 BCE

    1054 BCE, Civilización mediterránea antigua.

    1054 BCE, Civilización mediterránea antigua.
    En la civilización mediterránea antigua llegó a ser objeto de culto: las procesiones de cestos místicos que recorrían calles de ciudades y aldeas en honor al dios Baco y a la diosa Afrodita, festejando las celebraciones del amor desenfrenado, de las orgías y del vino, eran portados por los cestóforos, sacerdotes que entendían en los secretos del amor desenfrenado. Aquellos cestos guardaban en su interior hojas de hiedra, granadas, recién cortadas, cañavera y una serpiente viva.
  • 1000 BCE

    1000 BCE, Antigua Roma.

    1000 BCE, Antigua Roma.
    En Roma, la cesta tuvo además otros empleos. Se guardaban manuscritos, juguetes, llamados "cestos de infancia", y para guardar las mujeres objetos de tocador. Además, podían servir tanto de asiento como de mesa, eran equipajes de camino. Podían ser lisos y pintados, destinados a ser usados por mujeres solteras. De allí, la costumbre de regalar cestos pintados a las doncellas, llenándose de flores, y en cuyo interior se escondía una prenda de amor, una carta o un mechón de pelo.
  • 500 BCE

    500 BCE, Edad del Hierro.

    500 BCE, Edad del Hierro.
    Ha sido propuesto que el uso extensivo de objetos de mimbre en la Edad del Hierro tuvo una influencia en el desarrollo de los patrones usados en el arte céltico.
  • 476

    476, Edad Media.

    476, Edad Media.
    A finales de la Edad Media, la cesta era todavía objeto de obsequio a personas importantes: de aquella costumbre deriva la actual cesta de Navidad. Cuando en la Edad Media la mujer iba al mercado o a la feria comarcal, con sus criados, éstos portaban distintos cestos, uno para cada producto.
  • 1301

    1301, Siglo XIV.

    1301, Siglo XIV.
    En una relación mercantil de la Corona de Aragón, del siglo XIV, se lee: "Diez cestos de varilla de sauce en figura redonda, para la fruta; dos cestos de mimbre, para ropa; cuatro cestillos de paja, para huevos; un cesto de junco, para vasijas, más cinco cestas de cañaherla para lo que se quisiere mercar".
  • 1601, Siglo XVII

    1601, Siglo XVII
    El cesto o cesta para la compra surgió en el siglo XVII, cuando apareció el capazo.
  • 1901, Siglo XX.

    1901, Siglo XX.
    En tiempos recientes, su estético fue influido fuertemente por el Movimiento de Artes y Oficio al final del siglo XX.
  • 2001, Siglo XXI.

    2001, Siglo XXI.
    A pesar de la producción masiva de objetos industriales, es difícil encontrar una casa donde no haya una cesta cumpliendo funciones utilitarias o decorativas. Además, podemos experimentar un sentimiento de admiración por este oficio, salidos de manos campesinas, capaces de producir un genuino placer estético. Se produce todo tipo de cestos y recipientes de carácter decorativo, aunque se realizan técnicas tradicionales, la variedad de formas y diseños han ido cambiando a la luz de nuevos modelos.