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Siddhartha” de Hermann Hesse

  • 2

    gotama

    Por todos
    los caminos del magnífico parque paseaban monjes vistiendo
    túnicas amarillas, otros estaban sentados bajo los árboles, aquí y
    allá, sumidos en la meditación o conversando de cosas
    espirituales. El sombroso jardín parecía una ciudad, lleno de
    gentes que pululaban como hormigas
  • 3

    despertar

    Mientras caminaba lentamente, Siddhartha meditó. Comprobó
    que ya no era un joven, sino un hombre. Comprobó que algo se
    había desprendido de él, como la piel vieja de una serpiente,
    que ya no había en él algo que le había acompañado y había
    poseído durante toda su juventud
  • 4

    el comienzo

    El sol quemó sus claras espaldas a la orilla del río, al bañarse, al hacer las abluciones sagradas, al realizar los sacrificios sagrados. El amor se conmovía en los corazones de las jóvenes hijas de los brahmanes cuando Siddhartha pasaba por las calles de la ciudad, con la frente luminosa, con los ojos reales, con las estrechas caderas.
    No, y tampoco él, Govinda, quería ser un brahmán como uno de los cien mil que hay.
  • 4

    kamala

    Siddhartha sintió que la sangre le hervía, y como
    recordara en aquel instante el sueño pasado, se inclinó un poco
    sobre la mujer y besó los botones morenos de sus pechos. Al
    levantar los ojos vio su rostro que sonreía lleno de deseo y sus
    ojos empequeñecidos suplicando con vehemencia.
  • 5

    Entre los hombres-niños

    No llevaba mucho tiempo en casa de Kamaswami cuando ya
    tomó parte en el negocio de su amo. Pero a diario, a las horas
    que ella le marcaba, visitaba a la hermosa Kamala, bien vestido,
    bien calzado, y pronto pudo llevarle regalos. Mucho le enseñó
    su boca roja y discreta. Mucho le enseñó su mano delicada y
    suave. A él, que en amor era todavía un muchacho y por esto
    estaba inclinado a arrojarse ciego e insaciable al placer como a
    un abismo