• Un país rico e igualitario

    Tiene el sexto PIB per cápita del mundo, estimado en 68.430 dólares. Esto se debe en gran medida a que conjuga en un mismo territorio todos los avances organizativos y educativos del modelo escandinavo, con recursos naturales extraordinarios. Es uno de los mayores productores mundiales de petróleo, y además tiene abundantes reservas minerales, gasíferas y pesqueras. Noruega es un país muy igualitario, con mucha equidad de género, de salarios y social.
  • Noruega es el país más desarrollado del planeta.

    El nuevo Índice de Desarrollo Humano (IDH), presentado esta semana por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), lo ubicó primero con un puntaje de 0.949 sobre 1. Atrás quedaron Australia (0.939), Suiza (0.939), Alemania (0.926) y Dinamarca (0.925), entre otros.
  • El mejor entre los mejores

    Los cinco países nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Suecia y Noruega) suelen encabezar todos los rankings de calidad de vida gracias a un modelo de bienestar compartido que les ha traído muy buenos resultados. Los países nórdicos tienen economías pequeñas y abiertas. La apertura económica estimula la productividad y la eficiencia. La corrupción y el patronazgo son muy limitados, y las reglas formales son las reglas reales en los negocios y en los asuntos públicos.
  • Un país rico e igualitario

    Tiene el sexto PIB per cápita del mundo, estimado en 68.430 dólares. Esto se debe en gran medida a que conjuga en un mismo territorio todos los avances organizativos y educativos del modelo escandinavo, con recursos naturales extraordinarios. Es uno de los mayores productores mundiales de petróleo, y además tiene abundantes reservas minerales, gasíferas y pesqueras. Noruega es un país muy igualitario, con mucha equidad de género, de salarios y social.
  • De los mas felices

    el banco SEB publicó el año pasado el resultado de una encuesta realizada entre estas naciones para determinar cuál tenía el sistema de bienestar más satisfactorio para sus ciudadanos. La conclusión fue que los noruegos son los que más alta valoración tienen sobre sus propias instituciones, seguidos de los daneses, los finlandeses y los suecos, que son los más descontentos.
  • Los servicios

    Los servicios públicos son muy buenos, lo que facilita que las personas estén dispuestas a pagar impuestos y a contribuir. La gente no tiene que abonar para ir al hospital o a la universidad, sino que todo se paga a través de los impuestos. Además tenemos un sistema tributario muy redistributivo, que reparte de los ricos a los más necesitados", contó Tom Christensen, profesor de ciencia política de la Universidad de Oslo, consultado por Infobae.
  • Su sistema político

    Este se debe en parte a la notable estabilidad de su sistema político, una monarquía parlamentaria que funciona. Hoy gobierna la primera ministra Erna Solberg, del Partido Conservador, pero antes estuvo en el poder Jens Stoltenberg, del Partido Laborista. Los cambios entre una administración y otra no son profundos, ya que la mayor parte de las políticas de estado están consensuadas.
  • El apoyo mutuo

    Noruega ha demostrado que es posible hacer foco menos en la cantidad de bienes y servicios producidos, y más en la calidad, la confianza y la calidez del ambiente en el trabajo, en los barrios y alrededor del mundo —dijo Helliwell—. Los noruegos tienen la costumbre de ayudarse a pintar las casas unos a otros, un buen símbolo de cómo conectarse y divertirse
  • El mejor entre los mejores

    Los cinco países nórdicos suelen encabezar todos los rankings de calidad de vida gracias a un modelo de bienestar compartido que les ha traído muy buenos resultados. Los países nórdicos tienen economías pequeñas y abiertas. La apertura económica estimula la productividad y la eficiencia. La corrupción y el patronazgo son muy limitados, y las reglas formales son las reglas reales en los negocios y en los asuntos públicos.
  • Los servicios

    Entre las cosas más destacadas por los consultados en la encuesta de SEB sobresalen el sistema de pensión, la igualdad en el acceso a todos los servicios, la salud pública y el apoyo a los desempleados. Esta confianza contrasta, por ejemplo, con la insatisfacción manifestada por los suecos respecto de lo que ganan los jubilados, de la ayuda a quienes no tienen trabajo y de la desigual cobertura de los servicios esenciales.
  • Las (pocas) debilidades del modelo

    Aún a riesgo de sonar petulante (algo que a los noruegos nos enseñan de chicos que es el colmo de la vulgaridad), es difícil pensar que algo pueda salir seriamente mal en la economía o en la política, al menos en la próxima década. Ciertamente tenemos muchos pequeños problemas, pero ninguno realmente importante. Por ejemplo, tenemos dificultades con el consumo de drogas, con tasas de muerte por sobredosis inaceptablemente altas, aunque la situación era aún peor en los 90, dijo Øverbye.