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Zona para los enfermos
Cuando estaba con Fanning o estaba abajo en la bodega ayudando a cuidar de los soldados enfermos, no tenía tiempo para pensar. -
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Doble vida
A Claude le parecía que estos días estaba llevando una doble vida. Cuando estaba con Fanning o estaba abajo en la bodega ayudando a cuidar de los soldados enfermos, no tenía tiempo para pensar: hacía mecánicamente la siguiente cosa que estuviera a mano. Pero cuando tenía una hora para sí mismo en cubierta, la emocionante sensación de libertad cada vez mayor volvía a aparecer brevemente en su interior. -
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Zona para el descanso
Victor tomaba el té cada tarde con un rincón especial de la sala de fumadores de los oficiales. -
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Zona Aérea
-En el servicio aéreo -dijo Victor despreocupadamente-, no nos preocupamos por el futuro. No vale la pena- -
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Beber para despejar la mente
El día del funeral de Tannhauser entró a la sala de fumadores a las cuatro. Victor le hizo una seña al camarero y le dijo que trajera un par de whiskys calientes con el té. -
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Una Francia destruida
-Bueno, en esa parte de Francia donde todo está hecho pedazos por los proyectiles, encontrarás más vida en los sótanos que en tu pueblo natal, cualquiera que sea. Prefiero ser un estibador en los muelles de Londres que un tipo de la banca en alguno de tus estados con praderas. En Londres, si eres lo suficientemente afortunado de tener un chelín, puedes sacarle partido. -
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Duda en la medicina
-¿Sabes, Wheeler? -comentó el doctor un día cuando subían del hospital juntos para tomar un poco de aire-, a veces me pregunto si todas esas inoculaciones que les han estado poniendo contra la fiebre tifoidea, la viruela y vete a saber qué más, no habrán disminuido su vitalidad. ¡Me va a estallar la cabeza como siga perdiendo hombres! -
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La muerte en los jóvenes
La lista de muertos crecía constantemente y lo peor era que los pacientes que morían no estaban muy enfermos: la salud de jóvenes vigorosos y sanos de diecinueve y veinte años daba un giro y morían porque habían perdido su valor, porque otras personas estaban muriendo, porque la muerte estaba en el aire. El doctor Trueman dijo que siempre ocurría lo mismo en las epidemias: los pacientes que estaban muriendo, de haber sido aislados, se habrían recuperado. -
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Héroes Americanos
Solía leer con envidia sobre Alan Seeger y todos esos afortunados jóvenes americanos que habían tenido el derecho a luchar por una civilización que conocían. -
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Sin lamentaciones
Se lamentaba por lo de Tannhauser y los otros, pero no por sí mismo. Las incomodidades y las desgracias de este viaje no se lo habían arruinado. Se quejaba, por supuesto, porque los demás lo hacían, pero la vida nunca le había parecido tan tentadora como lo era ahí ahora.
Definitivamente, no debía de tener corazón para no sentirse abrumado por el sufrimiento de sus hombres, sus propios amigos, pero no lo estaba. -
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Alimento para los enfermos
-¡Mira esto, doctor! -Claude pilló al doctor Trueman volviendo del desayuno y le tendió una nota manuscrita, firmada por D.T. Micks, camarero jefe. En ella decía que no se podían proporcionar más huevos o naranjas a los pacientes, ya que las reservas se habían agotado.
-¿Has probado a darle leche malteada? -preguntó después de que Claude le contara que Fanning podría quedarse sin alimentos. -
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Despacho del Doctor
Claude había estado a menudo en la cámara del doctor Chessup desde que brotó la epidemia, más bien le gustaba esperar allí cuando iba a por medicina o consejo. Era un lugar cómodo, personal, con alegres tapices de cretona. Las paredes estaban forradas de libros, que se mantenían en un su sitio mediante listones de madera corredizos que tenían un candado en los extremos. Le señaló a su visitante la silla plegable donde a veces se sentaban los pacientes para ser examinados. -
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Mantener a los enfermos
El teniente Wheeler le ha mantenido con vida gracias a unos cuidados especiales. No es capaz de retener nada en su estómago que no sean huevos y zumo de naranja. Si toma esto, probablemente podamos mantenerlo fuerte hasta que baje la fiebre y le llevemos a un hospital en Francia. Si no se lo podemos conseguir, morirá en veinticuatro horas. -
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"Francia Sangrante"
Siempre pensó que había sido destinado a un país destruido y desolado, una “Francia sangrante”, pero nunca había visto nada que tuviese un aspecto tan fuerte, tan autosuficiente, tan firme en sus propios cimientos como la costa que surgía ante él.