Ceguera

Ensayo sobre la ceguera cap 15 ( Jose Saramago)

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    pies descalzos

    pies descalzos
    y por eso les pide y agradece que se descalcen en el rellano, cierto es que tampoco los pies están limpios, pero no hay comparación, las toallas y las sábanas de la chica de las gafas oscuras sirvieron de algo, se llevaron lo peor. Entraron, pues, descalzos
  • 225

    luz

    luz
    Una tras otra, sobre los picos del candil, se encendieron, trémulas, tres almendras luminosas que de vez en cuando se estiraban hasta parecer que la parte superior de las llamas iría a perderse en el aire, después se recogían sobre sí mismas, como si se volvieran densas, sólidas, unas pequeñas piedras de luz.
  • 227

    beber

    beber
    Al fin, dijo, Bebamos. Las manos ciegas buscaron y encontraron los vasos, los alzaron temblando, Bebamos, repitió la mujer del médico. En el centro de la mesa el candil era como un sol rodeado de astros brillantes.
  • 229

    lluvia

    lluvia
    Empezó a llover cuando clareaba la mañana. El viento lanzó contra las ventanas un aguacero que resonó como mil latigazos. La mujer del médico se despertó, abrió los ojos y murmuró, Cómo llueve, luego volvió a cerrarlos, en el dormitorio seguía siendo noche profunda, podía dormir.
  • 230

    suciedad del alma

    suciedad del alma
    disponiéndose a lo largo de la terraza, ahora tendría agua para lavar aquellas ropas inmundas, los zapatos asquerosos. Que no escampa, que no pare esta lluvia, murmuraba mientras buscaba en la cocina jabón, detergentes, estropajos, todo lo que sirviese para limpiar un poco esta suciedad insoportable del alma.
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    mujer con seis manos

    mujer con seis manos
    trabajar, vamos, somos la única mujer con dos ojos y seis manos que hay en el mundo. Tal vez en la casa de enfrente, detrás de aquellas ventanas cerradas, algunos ciegos, hombres y mujeres, en vela por la violencia de los golpes de agua,
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    risa de niñas

    risa de niñas
    Por la ropa ya no se puede hacer más, los zapatos estan mas limpios, ahora es el momento de que se laven estas mujeres, se enjabonan el pelo y la espalda unas a otras, se ríen como solo reían unas niñas que jugaban a la gallina ciega en el jardín, en el tiempo que no eran ciegas.
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    la venda

    la venda
    continuaba temblando, no sabía si por la conmoción o por el frío. Busco la venda en el fondo de la bañera, la froto con fuerza, la escurrió, se la puso y la ató, con el ojo tapado se sentía menos desnudo
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    escalones invisibles

    escalones invisibles
    diferencia es que ahora no suben en el ascensor, van pisando los escalones invisibles de una escalera que es al mismo tiempo oscura y luminosa, qué falta hace la electricidad a quien no es ciego, o la luz del sol, o un cabo de vela, ahora los ojos de la mujer del médico han tenido tiempo de adaptarse a la penumbra,