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El amor en los tiempos del Cólera G.Márquez.

By OskiMg
  • 78

    LA PROFESIÓN DEL FUTURO.

    LA PROFESIÓN DEL FUTURO.
    “Cuando recibió el telegrama del nombramiento no pensó tomarlo siquiera en consideración, pero Lotario Thugut lo convenció con argumentos alemanes de que le esperaba un porvenir radiante en la administración pública. Le dijo: “El telégrafo es la profesión del futuro”.”
  • 79

    EL BUQUE.

    EL BUQUE.
    “El buque, uno de los tres iguales de la Compañía Fluvial del Caribe, había sido rebautizado en homenaje al fundador: Pío Quinto Loayza. Era una casa flotante de dos pisos de madera sobre un casco de hierro, ancho y plano, con un calado máximo de cinco pies que le permitía sortear mejor los fondos variables del río.”
  • 81

    AMOR ILUSORIO.

    AMOR ILUSORIO.
    “El asalto había sido tan rápido y triunfal que no podía entenderse como una locura súbita del tedio, sino como el fruto de un plan elaborado con-todo su tiempo y hasta en sus pormenores minuciosos. Esta certidumbre halagadora aumentó la ansiedad de Florentino Ariza, que en la cúspide del gozo había sentido una revelación que no podía creer, que inclusive se negaba a admitir, y era que el amor ilusorio de Fermina Daza podía ser sustituido por una pasión terrenal.”
  • 82

    EL RECUERDO DE FERMINA.

    EL RECUERDO DE FERMINA.
    “...Entonces se sintió solo en el mundo, y el recuerdo de Fermina Daza, que había permanecido al acecho en los últimos días, (...) Los celos, hasta entonces ahogados en llanto, se hicieron dueños de su alma.
  • 82

    EL PUERTO.

    EL PUERTO.
    “El puerto estaba formado por media docena de chozas de palma y una bodega de madera con techo de cinc, y estaba protegido por varias patrullas de soldados descalzos y mal armados, porque se tenían noticias de un plan de los insurrectos para saquear los buques. Detrás de las casas se alzaba hasta el cielo un promontorio de montañas agrestes con una cornisa de herradura tallada a la
  • 87

    DESPRECIO PROPIO.

    DESPRECIO PROPIO.
    “...Florentino Ariza no sintió celos ni rabia, sino un gran desprecio de sí mismo. Se sintió pobre, feo, inferior, y no sólo indigno de ella sino de cualquier otra mujer sobre la tierra.”