Amargura para tres sonámbulos

  • Ella sufría de sonambulismo, y en una de esas andanzas fuera de este mundo, metido en los vericuetos de los sueños

  • Buscaba el cantar de los grillos en medios de las paredes

  • Halló que alguien le había quitado la pared en la cual se apoyaba, y cayó al vacío

  • La encontraron, tirada en el patio, tiesa y con una sonrisa fría sepulcral que alguien se atrevió a decir que estaba muerta

  • La hallaron cuando era niña por tener los dedos metidos entre sus labios, y cuando un desgarrador grito los puso alerta en que aún ella era humana.

  • Ellos la imaginaron casada con un buen burgués o como concubina de un hombre puntual

  • Les dolía hondamente, les dolia dolía el día que la vieron sentarse en el rincón adonde ahora estaba; y le oyeron decir que no volvería a deambular por la casa

  • Los tres, sentados en el patio, habríamos deseado aquella noche sentir su llanto afilado y repentino, de cristal roto, al menos para hacernos la ilusión de que habría nacido un (una) niña dentro de la casa. Para creer que había nacido nueva