La Ciudad de Las Bestias, Isabel Allende

Alexander Cold, tuvo una pesadilla en la que su madre moría. Olvidó la tarea y la flauta. Cuando volvió a casa para recoger lo que había olvidado, se descontrola, golpea a su padre y destroza su cuarto y se corta su mano con unos vidrios. Se entera de que tiene que ir hacia Nueva York para vivir temporalmente con su abuela Kate Cold, mientras su padre, lleva a su madre a otra ciudad para un tratamiento con la intención de curar su cáncer. A Alex no le gusta la idea, pero debe obedecer.

Alex tuvo que esperar durante 2 horas por su abuela. Nunca llegó, así que tuvo que irse por su cuenta. Iba a tomar un bus cuando conoció a Morgana, se bajaron a comer en un restaurante y cuando va al baño, Morgana le roba sus pertenencias.

Alex llegó a casa de su abuela pasada la medianoche. Le cuenta sobre el robo, pero lamenta principalmente la pérdida de la flauta. Kate le regala una flauta que perteneció a su abuelo. Su abuela le informa que se van a aventurar en la búsqueda de una bestia abominable en el Amazonas. “Es de lo más amable. No roba, no rapta a los niños y no destruye la propiedad privada. Solo mata. Lo hace con limpieza, sin ruido, quebrando los huesos y destripando a sus víctimas con verdadera elegancia…”.

Viajaron en avión hasta Manaos, la ciudad más poblada de la región amazónica donde se reúnen con los demás miembros de la expedición Juntos inician un viaje navegando por el río Negro en dirección a Santa María de la Lluvia donde les esperan Nadia Santos, una chica de 12 años e hija de César Santos, el guía de la expedición, el capitán Ariosto, y Mauro Carías, un poderoso empresario.

Alex y Nadia se vuelven buenos amigos rápidamente. Nadia conoce varios idiomas, incluyendo varias lenguas nativas y el de los animales. Una noche, ella llama a un amigo suyo, llamado Walimaí, él les dice que la expedición es peligrosa y que muchos morirán. Solo Nadia y Alex pueden ir a la ciudad de las Bestias por tener un alma limpia.

Alex y Nadia escuchan a Arisosto y Carías hablar de un plan en el que darían a conocer al mundo algo que los volvería millonarios . Luego, se dieron cuenta que los estaban observando y se retiraron enfurecidos.

Los miembros de la expedición son invitados al campamento de Mauro Carías donde Alex puede comer como a él le gusta. Allí el se encuentra a su animal totémico cuando Carías les enseña un jaguar que tiene prisionero y Alex tiene una visión: se encuentra solo con el animal en una planicie de oro, rodeado de altísimas torres negras con un cielo blanco donde flotan seis lunas transparentes. El felino y el chico repiten tres veces sus nombres.

La expedición navegó río arriba durante varios días, la vegetación se hacía más espesa, el río más estrecho y la navegación más difícil. En medio de todo esto, un soldado cayó muerto al ser alcanzado en el corazón por una flecha. La doctora dijo que la muerte fue instantánea, pero que, aunque no le hubiera dado en el corazón el veneno lo habría matado en pocos minutos, aunque en forma más dolorosa.

Esa noche se asignaron turnos para vigilar y mantener el fuego encendido. Durante el turno de Alex se escucharon ruidos como pasos pesados, resultó ser un jabalí enorme y peligroso que no pudo olerlos. En el siguiente turno, uno de los indígenas desapareció y fue encontrado muerto a la mañana siguiente. Estaba tirado de bruces sobre unos helechos, pero con la cabeza de frente. Le habían roto el cuello y el torso y el vientre habían sido destrozados con incisiones profundas.

A la noche siguiente, dos soldados huyeron llevándose una de las lanchas. Prefirieron enfrentar una corte marcial que morir en manos de los indios o de la bestia. Alex fue picado por una hormiga en el tobillo y le dejó una marca roja e hinchada. El dolor ascendió por la pierna impidiéndole caminar. La doctora Omayra dijo que el veneno haría efecto durante muchas horas y que debía soportarlo. Él y Nadia fueron raptados por los indios. Alex se resistió y recibió un golpe en la cabeza.

Caminaron sin descanso hasta llegar a una cascada. Ayudado por una cuerda que fabricaron los indios, Alex ayudó a Nadia, atando su cintura a la suya, a ascender por la ladera de la montaña. El jefe Mokarita resbaló y quedo colgado. Alex descendió colgado de la cuerda y rescató a Mokarita. Fabricaron una camilla, cargaron a su jefe y continuaron el viaje hasta el Ojo del Mundo como llamaban ellos a su aldea (Tapirawa-teri en su lengua).

Esa noche se asignaron turnos para vigilar y mantener el fuego encendido. Durante el turno de Alex se escucharon ruidos como pasos pesados. Pensaron que podría ser la Bestia, pero resultó ser un jabalí enorme y peligroso que no pudo olerlos. En el siguiente turno, uno de los indígenas desapareció y fue encontrado muerto a la mañana siguiente tirado sobre unos helechos, pero con la cabeza de frente. Le habían roto el cuello y el torso y el vientre habían sido destrozados con incisiones profundas.

Walimai, Nadia y Alex viajan juntos a la montaña sagrada donde viven los Dioses. Caminan con muy poco alimento durante días, atravesando la selva y laberintos bajo las montañas con la única ayuda de unas antorchas. Se encontraron con: dragones, aves con cuatro alas y felinos ciegos. Al llegar al final del laberinto se hallaron frente a un valle donde se encontraba El Dorado, la ciudad de oro.

Vieron la Bestia. Medía más de tres metros, parecía un hombre mono. En realidad, había más de uno. Alex pudo contar once y se hablaba de otras dos que estaban en la tierra de los hombres de las neblinas. Walimai habló con ellas y les dijo que Jaguar y Águila querían ayudarles a vencer al Rahakanariwa y su recompensa sería los huevos de cristal que estaban en la cima del tepui y el agua de la vida que curaría a la madre de Alex.

Nadia subió todo el tepui, donde estaba el nido con los tres huevos. Trepó por la ladera de la montaña venciendo su miedo y cansancio. No le importaba la sangre de sus manos ni su sed, su único pensamiento era alcanzar los huevos de cristal. Walimaí le había enseñado la ley de la reciprocidad: "Por cada cosa que uno toma, se debe dar otra a cambio" Por lo que, para conseguir los huevos, tuvo que dejar el Talismán que le había dado Walimai en el nido donde encontró los huevos.

Alex descendió a las profundidades de la tierra donde se hallaba el agua de la vida. La imagen mental de su madre enferma y las enseñanzas de su padre le dieron la capacidad de llegar. Atravesó laberintos y lagos de lava ardiente. Se enfrentó a un murciélago gigante. Pero para obtener el agua tuvo que ofrecer la flauta de su abuelo a cambio.

Cuando llegaron al campamento habían colgado regalos para atraer a los indios. Ellos no hablaron de lo sucedido en su aventura. Nadia y Alex descubrieron que la doctora y Mauro Carías estaban aliados y que las vacunas en realidad contenían una enfermedad y luego corrieron hacia el campamento y gritaron el plan que habían descifrado. Al otro día apareció la gente de la neblina. Nadia los convenció recordándoles que ella derrotaría al pájaro caníbal.

Recurrieron a las armas y varios indios murieron, también soldados, Mauro Carías recibió un garrotazo en la cabeza dejándolo inconsciente. Karakawe, el asistente personal de Leblanc resultó ser funcionario del Departamento de Protección del Indígena fue asesinado por el capitán Ariosto que también destruyó los frascos que contenían sarampión. La gente de las neblinas se refugió en el bosque. Ariosto tomó el control de la situación y se disponía eliminar a todos los que se le interpusieran.

Nadia, cautelosamente, acudió a Walimaí por ayuda. Sin que nadie lo pudiera evitar, la hediondez de la Bestia sumió en la inconciencia a todos los que estaban en el campamento. Alex había fue rescatado por Walimai que lo salvo de las Bestias. Ariosto fue destrozado por las poderosas garras de una de las Bestias. Al día siguiente todos se despertaron en un claro de la selva, lejos del campamento, todavía bajo los efectos de la fetidez de la bestia. Los nativos los habían llevado hasta allí.

Volvieron a Manaos. Las pruebas que Timothy Bruce, César Santos y el padre Baldomero tenían, servirían, con la ayuda de Leblanc y Kate, para juzgar a la doctora Torres y a Mauro Carías, ahora en estado vegetal y conseguir que se proteja aquella tierra llena de magia. Al final Nadia y Alex se despiden diciéndose "Hasta la vista Águila" le dice Alex a Nadia y "Hasta la vista Jaguar" le dice Nadia a Alex.