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850
Siglo IX (aprox. 850 dC) – Origen de la pólvora
La pólvora fue descubierta accidentalmente en China por alquimistas taoístas que buscaban una fórmula para la inmortalidad. Durante sus experimentos mezclaron tres ingredientes clave: salitre (nitrato de potasio), carbón vegetal y azufre. Esta combinación generó una reacción violenta, dando lugar a una sustancia explosiva. Este hallazgo cambió la historia de la humanidad, ya que permitió el desarrollo posterior de armas explosivas. -
1000
Siglo X – Uso militar
Los chinos comenzaron a utilizar la pólvora con fines militares. Se inventaron armas como las lanzas de fuego (antecesoras del lanzallamas), cohetes propulsados por pólvora y bombas explosivas. Estos primeros dispositivos eran usados principalmente para causar caos entre los enemigos más que para causar daño directo. Esta innovación representó un cambio radical en la forma de hacer la guerra en Asia.
Imagen sugerida: Representación antigua de armas chinas con pólvora. -
1300
Siglo XIII – Difusión hacia Europa y el mundo islámico
Gracias a las rutas comerciales como la Ruta de la Seda ya los contactos entre culturas durante las invasiones mongolas, la pólvora se difundió desde China hacia el mundo islámico y posteriormente a Europa. Los árabes fueron de los primeros en estudiar sus aplicaciones militares, y en Europa fueron adoptadas con rapidez por reinos y ejércitos en expansión. En este período se comenzó a desarrollar los primeros cañones y armas de fuego primitivas en Occidente. -
1400
Siglo XIV – Mejoras en la fórmula
En Europa, la pólvora fue objeto de investigaciones y mejoras. Los alquimistas y artesanos ajustaron la proporción de los ingredientes, especialmente aumentando el contenido de salitre, para que la hiciera más potente y controlable. Esta fórmula mejorada permitió la fabricación de cañones más eficaces y armas de fuego individuales como las culebrinas. Estas mejoras marcaron el comienzo de una nueva era en las tácticas militares. -
Siglo XVII – Uso generalizado en guerras modernas
Para el siglo XVII, la pólvora ya era ampliamente utilizada en la guerra moderna. Armas como los mosquetes, arcabuces y cañones se volvieron comunes en los ejércitos europeos. Las batallas empezaron a centrarse más en la potencia de fuego que en el combate cuerpo a cuerpo. El uso de pólvora también dio lugar a la construcción de nuevas formas de fortificación militar, capaces de resistir ataques con artillería.