Frida kahlo

Pintoras olvidadas por la Historia del Arte

  • 1565

    Retrato de Felipe II

    Retrato de Felipe II
    Este retrato de Felipe II es una de las imágenes más elaboradas de Sofonisba, quien lo pintó en 1565, cuando el monarca estaba casado con la reina francesa, si bien lo retocó después en 1573 para hacerlo emparejar con el de su cuarta esposa, Ana de Austria. La radiografía de la pintura nos muestra que, inicialmente, el rey se cubría con un voluminoso bohemio y la mano derecha sobre el pecho, señalando al Toisón.
  • Judit decapitando a Holofernes

    Judit decapitando a Holofernes
    Fue ejecutado hacia 1613, se trata de una pintura al óleo sobre lienzo.El tema de Judit decapitando a Holofernes es uno de los episodios del Antiguo Testamento que con más frecuencia se ha representado en la historia del arte. No obstante, excepto Judit y Holofernes de Caravaggio conservada en la Galería Nacional de Arte Antiguo de Roma, jamás se ha logrado representar una escena tan cruda y dramática.
  • Hombre ofreciendo dinero a una mujer joven

    Hombre ofreciendo dinero a una mujer joven
    Esta escena de género representa a una mujer cosiendo; a su lado, un hombre le ofrece un puñado de monedas. En principio, parece una imagen típica de alcahuetería como otros cuadros análogos de la época. Sin embargo, la ambientación no es un burdel, sino que parece un interior doméstico austero. Tampoco aparece la figura de la alcahueta.
  • Autorretrato de Élisabeth Vigée Le Brun

    Autorretrato de Élisabeth Vigée Le Brun
    Esta obra fue realizada sobre 1782. La pintora llevaba un vestido rosado sin armadura interna (esto es, sin el típico panier que abombaba las faldas), que recordaba el de las damas de las Antillas francesas, por lo que recibió el nombre de "vestido a la criolla". También era llamado "vestido camisa" a causa de su semejanza con la pieza de ropa interior llamada en la época chemise (camisa), tanto por la finura y sencillez de las telas como por ser un vestido ajustable.
  • La Feria de caballos

    La Feria de caballos
    “La feria de caballos” fue su mayor éxito. Para poder pintar esta gigantesca obra, de cinco metros de largo, iba dos veces por semana a tomar apuntes al mercado de caballos de París. Realmente, hay que ser un genio para conseguir representar de una forma tan fidedigna el movimiento y la agitación de los caballos, animales que no tienen la decencia de quedarse quietos en una determinada postura para que el artista pueda inmortalizarlos.
  • Niña pequeña en un sillón azul

    Niña pequeña en un sillón azul
    La luz es la protagonista, junto a esa niña, por supuesto. Todo lo que rodea a esta encantadora figura infantil está desdibujada en comparación, se difumina. Otro simpático personaje es el perro del sillón izquierdo y ambos parecen a punto de dormirse. La pequeña se sienta despreocupada en el sillón, levantando sus faldas sin decoro alguno. En la época se consideró una actitud un poco laxa para una niña, y por tanto para un cuadro, más aún si lo pintaba una mujer.
  • Un día de verano

    Un día de verano
    La técnica que empleó la artista es típicamente impresionista, basada en pinceladas gruesas y libres, que solo esbozan las formas, sin definirlas completamente. En este caso las pinceladas parecen descuidadas si se mira de cerca el cuadro, pero todo comienza a adquirir sentido de las formas conocidas conforme uno se va alejando y solo entonces se puede apreciar la magia del impresionismo. La escena es de tal frescura que evidentemente la pintora la realizó en el mismo lugar.
  • Autorretrato (Tamara en un Bugatti verde)

    Autorretrato (Tamara en un Bugatti verde)
    En 1929, de Lempicka recibió el encargo de un autorretrato para la portada de la revista de moda alemana Die Dame. La pintura la muestra en un encuadre muy cercano al volante de un Bugatti de carreras, llevando un casquete y guantes de cuero y envuelta en un amplio sobretodo gris. Mira al espectador con los ojos entrecerrados, perfectamente maquillada con los labios rojos, sombra dorada y rímel, mientras ondas de su cabello rubio asoman en los laterales del casco con barboquejo.
  • Cráneo de vaca: rojo, blanco y azul

    Cráneo de vaca: rojo, blanco y azul
    Esta obra de la artista oriunda de Wisconsin representa una de sus percepciones más personales del desierto de Nuevo México, donde la artista vivió de forma permanente desde 1949 hasta su muerte. Cansada de las vistas de los edificios de la ciudad de Nueva York, donde vivió algunos años al lado de su esposo, Georgia realizó diversos viajes al Lago Jorge en Nueva York, y después al sureste del país.
  • Las dos Fridas

    Las dos Fridas
    Las dos Fridas es un doble autorretrato realizado en 1939, en el que dos mujeres comparten el mismo asiento y sus rostros duplicados se muestran inexpresivos. Esa actitud de las mujeres contrasta con el fondo de amenazantes nubes, reflejo de los dolores físicos y emocionales que Frida Kahlo mantuvo prácticamente toda su vida. Las sombrías nubes contrastan con los vivos colores del resto de la composición.