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En octubre de 1943, Juan Domingo Perón, miembro del GOU y del golpe de Estado, asumió la Secretaría de Trabajo y Previsión en Argentina. Desde allí, implementó medidas a favor de los trabajadores, como la extensión de jubilaciones, aguinaldos, indemnizaciones por despido y la creación de tribunales laborales. Su política social generó apoyo sindical pero resistencia empresarial y escepticismo político sobre sus intenciones

Hacia 1943, Argentina enfrentó una polarización política debido al conflicto bélico. El presidente Ramón Castillo fue criticado por avalar el fraude electoral y mantener neutralidad en la Segunda Guerra Mundial. Los Aliados eran apoyados por socialistas, comunistas y algunos radicales, mientras que algunos conservadores lo hacían por vínculos económicos con Gran Bretaña.

17 de octubre de 1945, la prisión de Perón preocupó a los trabajadores y dirigentes sindicales, quienes convocaron a una huelga general para el 18 de octubre. Sin embargo, el 17 de octubre, trabajadores se movilizaron hacia la Plaza de Mayo para exigir la liberación de Perón. Tras ser liberado, Perón pronunció un discurso desde la Casa Rosada y se convirtió en líder de un movimiento político de masas, marcando el "Día de la Lealtad" en la historia del peronismo.

Durante el gobierno peronista, se promovió el acceso de los sectores populares a servicios como salud, vivienda, educación, recreación y turismo, siendo considerado un ejemplo de Estado de bienestar. Eva Perón lideró la acción social a través de la Fundación Eva Perón, que realizó obras de asistencia social, construyendo escuelas, viviendas, y brindando apoyo a diferentes grupos, financiada por descuentos obligatorios a los trabajadores y aportes de empresarios.

Durante la segunda presidencia de Perón, se promovió una reforma constitucional en 1949 que incorporó varias propuestas del peronismo, como derechos sociales y laborales, propiedad estatal de recursos naturales y nacionalización de sectores clave de la economía. En 1951, se convocaron elecciones y se propuso a Eva Perón como candidata a vicepresidenta, pero tuvo que renunciar debido a problemas de salud y oposición de las Fuerzas Armadas

Después del golpe, Perón se exilió en Madrid hasta 1973. El gobierno de Aramburu intentó "desperonizar" la sociedad, prohibiendo el Partido Peronista y persiguiendo a sus líderes. Se prohibió mencionar a Juan Domingo Perón y Eva Perón, así como cualquier manifestación peronista, incluyendo el 17 de octubre. La Constitución de 1949 fue anulada y se convocó a una Convención Constituyente en 1957, que restauró la Constitución de 1853

La presidencia de Frondizi
Arturo Frondizi llegó al Poder Ejecutivo en 1958. Poco después, se sancionó la ley de amnistía,
que permitió a los peronistas recuperar sus organizaciones
y actividades, aunque no se levantó la proscripción del
partido ni se autorizó el regreso de Perón del exilio. Esta
ley no fue bien recibida por sectores militares, que
comenzaron a desconfiar del gobierno.

Las democracias “condicionadas”
A los gobiernos que se sucedieron entre 1958 y 1966 algunos autores los llaman “democracias
condicionadas” porque las Fuerzas Armadas tomaron el papel de supervisar las medidas
políticas, sociales y diplomáticas de los gobiernos civiles con el fin de debilitarlos.
Las Fuerzas Armadas intervenían en todas las decisiones presidenciales, presionando a través
de los llamados “planteos”.

La presidencia de Illia
Cuando en julio de 1963 se convocó a elecciones, fue electo presidente Arturo Illia, de la Unión
Cívica Radical del Pueblo. Su gobierno no tuvo mayoría legislativa ni contó con el respaldo total
de su partido. Además, siempre estuvo jaqueado por las Fuerzas Armadas, los empresarios y los
sindicalistas.El presidente Illia frustró un intento de retorno de Juan Domingo Perón para detenerlo en Rio de janeiro