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Primera generación de telefonía móvil (1G)
utilizaba un protocolo de transmisión analógico –en España, el TMA–, y sólo servía para realizar llamadas de voz. No permitía roaming –sólo funcionaba en un país–, usaba baja frecuencia –en los 800 MHz– y ancho de banda –30 kHz– y era poco eficiente en términos de uso del espectro y la energía. -
Segunda generación (2G)
representó la transición a un protocolo digital –el GSM o Global System for Mobile Communications–, e incorporó el sistema de mensajes cortos SMS. Existía un protocolo de transmisión de datos, el GPRS, que permitía el envío de MMS –Mensajes Cortos Multimedia–, e incluso el acceso a Internet y el envío de correos electrónicos. Sin embargo, GPRS funcionaba de forma parecida a un módem: la transmisión de datos se trataba como una llamada -
Tercera generación (3G).
En Europa, se denominó UMTS o Universal Mobile Telecommunication System. Ofreció nuevos servicios, como el roaming automático, y aumentó la velocidad de transmisión hasta unos impresionantes 2 Mbps, suficientes para que funcionaran las primeras aplicaciones móviles y atreverse con cosas como las videoconferencias con muy baja resolución, navegar en Internet, enviar y recibir correos con archivos adjuntos grandes, etc. -
Cuarta generación (4G)
s una mejora de 3G que unifica todo –llamadas y datos– bajo el mismo protocolo IP, de manera que no existe mucha diferencia entre una llamada telefónica y una hecha, por ejemplo, a través de WhatsApp. Se la conoce también como LTE o Long Term Evolution. Puede ofrecer velocidades de descarga de hasta 100 Mbps. Es la telefonía que utilizamos todos actualmente. -
Quinta generacion(5G)
Las tres principales mejoras de 5G son un incremento de la velocidad de transmisión –hasta un objetivo de 10 Gbps–, una reducción de la latencia –hasta 1 ms– y la posibilidad de ofrecer servicios como network slicing.