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Caravaggio (1571-1610)

  • Niño con cesto de frutas

    Niño con cesto de frutas
    Se exhibe en la Galería Borghese de Roma. El cuadro muestra a un joven sosteniendo un cesto de frutas, en medio de un panorama tenebrista y desolado.
  • Apolo tocando el laúd

    Apolo tocando el laúd
    El joven, retratado mientras toca el laúd, destaca sobre el fondo gracias a la forma en que se ilumina. En el cuadro se observan las tres naturalezas muertas circundantes: las flores en el jarrón, la fruta sobre la mesa y, por último, el violín con una cuerda rota y, por lo tanto, inutilizable, colocado cerca de la partitura.
  • Cabeza de Medusa

    Cabeza de Medusa
    Es la cabeza de Medusa pintada en lienzo y luego pegada sobre tabla de álamo en forma de tondo o escudo.​Recrea la figura de Medusa, bestia mitológica en que fue transformada una mujer por ofender a la divinidad Atenea.
  • David vencedor de Goliat

    David vencedor de Goliat
    Corresponde al momento cuando el joven pastor David da muerte con su honda al gigante Goliat y le corta la cabeza para exhibirla en triunfo.
  • Narciso

    Narciso
    Narciso es el último cuadro de la segunda etapa de Caravaggio, que data de 1597-1599 y se conserva en Roma. El modelo tiene una complexión mediana y es bastante atractivo, lo que reitera el gusto de Caravaggio por la belleza masculina. Aunque si se mira el reflejo, el joven ya no es el mismo, al contrario, es un hombre menos atractivo.
  • Joven con un cordero

    Joven con un cordero
    Representa a Juan Bautista. El encanto de este cuadro yace en su suavidad, en el uso de la luz, la ropa aterciopelada, la carne, las plantas y otros elementos primordiales presentes. Destacamos los símbolos cristianos que rodean a Juan Baustista, como el cordero —víctima del sacrificio— y las uvas —su jugo rojo es similar a la sangre derramada por Cristo en su Pasión. Además, las uvas en sí son fuente de vida—.
  • El amor victorioso

    El amor victorioso
    La obra muestra a un Cupido desnudo, cargando un arco y unas flechas, mientras pisotea los símbolos de las artes, las ciencias y el gobierno. El modelo está desvestido, y es difícil aceptar que se trate de uno de sus siervos. El punto culminante que relaciona esta pintura con las religiosas es la intensa ambigüedad con la que el pintor maneja los modelos de diferentes posturas, ya sea sacra o profana.​
  • San Jerónico escribiendo

    San Jerónico escribiendo
    El santo aparece bajo la figura de un estremecedor anciano, delgado y amarillento, con un enorme cráneo pelado y la barba blanca como una orla que enmarca el rostro. El pecho hundido del hombre y sus arrugas profundas nos hablan del largo período de penitencia que San Jerónimo había sufrido en el desierto.
  • Ecce Homo

    Ecce Homo
    Este cuadro forma parte del conjunto que el pintor dedica a la Pasión de Cristo. En el cuadro se refleja la crudeza en los ojos de Cristo, flanqueado por un guardia y por Poncio Pilato. Este último lanza una mirada al pueblo sediento de sangre, suplicando le dejen perdonar al reo.
  • Juan Baustista

    Juan Baustista
    Se encuentra en una colección privada en Mónaco de Baviera. Esta pintura es una de las siete versiones que el pintor lombardo ha dedicado al tema de "San Juan".