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Taza

  • Mi nacimiento

    Mi nacimiento
    Me crearon en una humilde fábrica de Cáceres, en un pueblecito llamado Villamiel. Siempre me gustó mi aspecto -de hecho, soy bastante presumida-, y por eso creo que llamaba la atención a todos los clientes de la tienda donde me colocaron. Sin embargo, no sé por qué nunca llegaban a comparme. Así transcurrieron mis largos dos primeros años, siendo observada día tras día sin que nadie decidiese llevarme a su casa.
  • Mi nuevo hogar

    Mi nuevo hogar
    Pero el día de mi tercer cumpleaños fue especial: Paula y yo nos conocimos. Fue amor a primera vista para las dos, lo sé. Todavía recuerdo cómo Paula agarró a su madre de la mano para presentarnos, me compraron y me llevaron a su casa. Pancracia nunca sería una señora muy amable conmigo. Paula me manchaba cada mañana con leche y colacao sí, pero a mí me hacía cosquillas. En cambio, Pancracia me bañana siempre enfadada y llegaba a hacerme daño con tal de dejarme limpia.
  • Soledad

    Soledad
    Paula me tiene preocupada. Hoy no ha desayunado. ¡Nunca se olvida de venir a visitarme! Creo que le pasa algo. Estoy empezando a mancharme de algo gris fino que parece algodón y no me gusta nada, no paro de toser. Además, odio estar todo el día en este sitio oscuro sin moverme, mis compañeros son unos sosos y se pasan el día durmiendo hasta la mañana siguiente. ¡Echo de menos a Paula!
  • Cosquillas para todos

    Cosquillas para todos
    Ha nacido Jaime. Necesitáis saber que aquel el día en el que Paula me abandonó, no fue porque se olvidó de mí para siempre, jeje. Se enteró de que estaba embarazada y salió pitando de casa a contárselo a su amiga Nuria. Paula ahora cuida mucho del bebé y se pasa el día entero con él. También le hace cosquillas como a mí. Pero a mí también me sigue haciendo cosquillas cada mañana, eh. Paula me quiere mucho y nunca me abandonaría. Creo.
  • El niño

    El niño
    No me lo puedo creer, ha pasado algo horrible. ¡Paula me ha abandonado para siempre! Ahora quien me saca del armario cada mañana es Jaime. No me gusta este niño y nunca me va a gustar. Jaime es un bruto y cada vez que me agarra me mueve tanto que me mareo y a veces también me mancha entera de colacao. No tiene ningún cuidado. Echo de menos a Paula. No entiendo por qué ya no me quiere...
  • Querido hogar.

    Querido hogar.
    Ahora entiendo todo. Paula decidió darle a su hijo un objeto que apreciaba mucho (o sea, yo) para que él también lo cuidara. Y me cuida, Jaime ha crecido y no me marea como antes. Sus desayunos son los mejores del mundo: cada mañana toma un nuevo yogurín y me alegra la vista, para qué negarlo. Además, siempre me baña Paula y me gusta cómo lo hace, no es tan bruta como su madre. No me puedo sentir más afortunada.