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Colegio Atid
Toda mi vida crecí en el Colegio Atid. Colegio judío donde viví toda mi infancia y adolescencia. Con el fin de aprender y formar amistades para toda la vida, el colegio nos formo como una generación unida. El uniforme era simple, siempre vestíamos pantalones de mezclilla con con una polo blanca que llevaba el logo de la escuela y una sudadera azul con verde, colores representativos del colegio. El uniforme nos hacía sentir a todos iguales, nadie era más y nadie era menos. -
Gimnasia Olímpica
Desde que tengo memoria hasta los 12 años practique gimnasia olímpica en el CDI (Centro Deportivo Israelita) Para dicha actividad debía utilizar un uniforme de gimnasta, este siempre era de color azul y rojo ya que son los colores representativos del CDI. Cada determinado tiempo el uniforme que usábamos era re-diseñado. El estar vestida igual que todas las demás niñas, sin importar la edad, me hacía sentir parte del grupo, me podia identificar y me sentía cómoda. -
Bat- mitzbah
Al cumplir 12 años, en el judaísmo, toda mujer debe hacer un bat-mitzbah. Es el momento en el que pasamos a ser considerados, según ley judía, responsables de nuestros actos. Para llegar a este día es indispensable llevar estudios judíos para aprender y absorber todo el conocimiento necesario. -
Bat- mitzbah2
Para llevar acabo estos estudios, existen distintos grupos comunitarios a los que puedes pertenecer, yo pertenecí al grupo Maguen David, al terminar los estudios, presentamos ante nuestros padres nuestro Bat Mitzbah, todas estábamos vestidas con el mismo vestido, esto nos hacia sentir como un grupo. Era un vestido floreado representando el florecer de nuestro ser y recatado como lo demanda la ley judía. -
Servicio Social
Este grupo se formo dentro del Colegio Atid, a partir de la necesidad de ayudar a los más necesitados. Formamos un grupo de alumnos en el que realizábamos excursiones a lugares de extrema pobreza dentro de México. Asistíamos a escuelas de bajas recursos para brindar ayuda, también íbamos a poner pisos y paredes a las casas de familia. Siempre vestíamos de una manera humilde, para identificarnos con las personas a las que ayudábamos y poder sentirnos empáticos.