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Carlos Linneo
Linneo amaba profundamente la naturaleza, y siempre se asombraba de las maravillas del mundo de los seres vivos. Sus creencias religiosas lo condujeron hacia la teología natural, una escuela de pensamiento muy antigua pero que estaba muy en boga alrededor de 1700: ya que Dios ha creado el mundo, es posible comprender la sabiduría de Dios estudiando Su creacción. -
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Georges Louis Leclerc, conde de Buffon
Sostenía que los cambios que ocurren en los seres vivos se deben a la acción de factores externos. A esta teoría le llamó Teoría de las transformaciones infinitas, la cual explicaba por cuatro puntos fundamentales que son: a) los cambios de los seres vivos se deben al tiempo, b) al medio físico, c) la forma de nutrición y d) la domesticación. Luis XV le nombró en 1773 conde de Buffon. -
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Jean Baptiste Lamarck
La diversidad de las inquietudes de Lamarck resultó decisiva en la formulación de su teoría de la evolución, basada en tres leyes fundamentales, las dos primeras de las cuales versaban sobre el ascenso de los seres vivos hasta formas más evolucionadas y la tercera, por extensión identificada con la corriente de pensamiento conocida como lamarckismo, establecía que los caracteres adquiridos durante dicho proceso evolutivo eran hereditarios. -
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Georges Cuvier
Basándose en sus trabajos y lecciones magistrales, publicó Leçons d’anatomie comparée, en las que introdujo el principio de «correlación de las partes», según el cual las características funcionales y estructurales de los órganos del cuerpo de un animal están necesariamente relacionadas entre sí y con el entorno. Así, según Cuvier, los hábitos de un animal determinan su forma anatómica, de modo que, por ejemplo, los animales con cuernos y pezuñas tendrán siempre una dentición herbívora. -
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Charles Lyell
asándose en diversos trabajos del geólogo James Hutton, desarrolló la teoría de la uniformidad, que establecía que los procesos naturales que cambian la Tierra en el presente son los mismos que actuaron en el pasado. Para ello se basó en numerosas observaciones geológicas. En 1830 viajó a la región volcánica de Olot (España), cuya descripción e interpretación incluyó en sus Principios de geología, obra que refutaba la teoría de los grandes cataclismos como motor de los cambios geológicos.