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Tambor

  • Mi adopción

    Mi adopción
    Me llamo Tambor y aunque no recuerdo el año de mi nacimiento, me adoptaron en 2010 en DisneyLand. Durante el invierno, quienes desde ese momento serían mis tíos entraron en la tienda donde estaba con todos mis amigos. Iban en busca de un compañero para su sobrino Jon, y, por alguna razón, me eligieron a mí. En ese momento comenzó mi aventura y la mejor etapa de mi vida. Cuando me abrazaron y me llevaron al coche, supe cuál sería mi nuevo hogar: Deba.
  • Un nuevo comienzo

    Un nuevo comienzo
    Cuando llegué a lo que, de ahora en adelante, iba a ser mi casa, todos me recibieron con los brazos abiertos. Esto ocurrió el 20 de abril, el mismo día que conocí a quien se convertiría en mi mejor amigo, coincidiendo con su cumpleaños. Cuando me vio, se le iluminaron los ojos y me dio un abrazo enorme; no me soltó en todo el día y pasamos el tiempo jugando y riendo. En ese instante, me di cuenta de que Deba y, en especial, mi nueva familia eran increíbles.
  • Perdido en el Decathlon

    Perdido en el Decathlon
    Recuerdo este día como uno de los peores de mi vida. Me fui con toda mi familia a Donosti y pasamos por Decathlon. No sé cómo me quedé solo y, sin encontrar a mi familia, me senté junto a las bicicletas esperando que me vieran. Al darse cuenta de que no estaba, volvieron preocupados y me encontraron. ¡Qué mal rato!
  • Momento trágico

    Momento trágico
    Esto ocurrió cuando ya tenía algunos años. Un día, mientras jugaba con Jon, empecé a sentir un dolor muy fuerte en el brazo hasta que, en un momento, ocurrió lo indeseable: se me había roto el brazo. Jon se asustó muchísimo y llamó a nuestra madre, muy preocupado. Ella solucionó el problema enseguida: me volvió a acomodar el brazo, y sentí alivio al instante. Es cierto que el dolor no se me fue del todo hasta pasados unos días, pero pude volver a jugar con mi amigo con normalidad otra vez.
  • Abandono

    Abandono
    Ahora soy más mayor, y Jon también. Ya no jugamos juntos ni compartimos risas; parece que se ha olvidado de mí. Mi amigo tiene otros intereses y ya no me necesita. Aunque él sigue pasándolo bien y tiene más amigos, yo estoy solo, guardado debajo de la cama. Supongo que la vejez está relacionada con la soledad.