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Antes del siglo XVII – Identidad como Naturaleza Esencial
Se pensaba que la identidad era inmutable y natural, definida por la familia, la religión y la comunidad, se fundamentaba en el concepto de jerarquías sociales inalterables, en las que cada individuo tenía un papel predestinado. Se creía que las diferencias entre los grupos humanos eran naturales y biológicamente establecidas. La Iglesia y la monarquía desempeñaban un rol fundamental en el control de la identidad personal y colectiva. -
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Siglo XVIII – Ilustración y Nacionalismo: Identidad y Racionalidad
Se propone el concepto de que la identidad se fundamenta en la razón y la ciudadanía, no únicamente en la herencia o la fe religiosa. El concepto de ciudadanía universal es fortalecido por la Revolución Francesa (1789) y reconfigurada la identidad política. Se robustece el concepto de identidad nacional, impulsado por las naciones modernas. Los primeros debates acerca de la identidad nacional se originan, con la concepción de que los países poseen una identidad única. -
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Siglo XIX – Nacionalismo y racionalización de la Identidad y Ciencia
La identidad está relacionada con los conceptos de raza y etnia, que fueron influenciados por las teorías raciales del siglo XIX. Se fomenta el concepto de naciones uniformes, descartando a aquellos que no se ajustan a los discursos nacionales. El colonialismo y la discriminación racial se legitiman mediante la pseudociencia y la categorización racial. Se intensifica la conexión entre la identidad y la raza. -
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Siglo XX – Crisis del Esencialismo e Identidad como Construcción Social.
Se desmantelan las teorías biológicas raciales y se acepta la identidad como una construcción histórica y social. El psicoanálisis (Freud) propone el concepto de que la identidad es una entidad compleja, afectada por el inconsciente. El proceso de globalización y las migraciones generan nuevas modalidades de identidades mixtas, fusionando diversas influencias culturales. Se fomenta el multiculturalismo, en el que ya no existe una identidad unificada, sino que puede cohabitar en diversos niveles -
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Finales del Siglo XX – Posmodernidad e Identidad Fluida.
Se propone que la identidad es cambiante y no esencialista, en función del entorno y la interacción social. Autores como Foucault y Derrida ponen en duda los debates convencionales acerca de la identidad. Se presenta la noción de identidad performativa, que se transforma en función del ambiente. El término de deconstrucción de la identidad se vuelve común, en el que se cuestionan y reconfiguran las categorías convencionales (género, etnia, clase). -
Siglo XXI – Identidad Digital y Nuevas Formas de Subjetividad
La identidad cambia con el uso de internet y las plataformas de redes sociales. Las oportunidades de autodefinición se expanden, cuestionando categorías convencionales como nacionalidad, género y etnia. La identidad se transforma en fragmentada y relacional, edificándose a partir de varios factores en constante cambio. La identidad ya no se limita a la raza, nación o cultura, sino que abarca diversas dimensiones como la identidad digital, la expresión personal.