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Los Estados Generales (1789).
Los Estados Generales se reunieron en mayo de 1789 para tratar la crisis financiera que afectaba a Francia. El número de vagabundos aumentó y agravó la sensación de inseguridad. El gobierno real, fuertemente endeudado, no pudo conseguir que los privilegiados, la nobleza, el clero y los parlamentarios se sometieran al pago de impuestos. -
Asamblea Constituyente (1789-1791).
El pueblo de Paris se sublevó y atacó la
prisión de la Bastilla. Los soldados que debían defenderla abrieron las puertas al
pueblo. El rey no pudo disolver la Asamblea y esta tomó importan tes decisiones:
entre otras, elaboró la Constitución de 1791. -
Asamblea Legislativa (1791-1792).
Mientras las potencias absolutistas de
Austria y Prusia amenazaban con invadir Francia, en la Asamblea surgieron
diferentes grupos políticos: de un lado, los girondinos, moderados y partidarios
de la monarquía parlamentaria; de otro, los jacobinos, liberales radicales y
partidarios de la república. -
La República (1792-1795).
La Asamblea proclamó la República y se convirtió en
Convención asumiendo los poderes legislativo y ejecutivo. El rey fue juzgado por
alta traición y ejecutado en la guillotina. Para atender a los diferentes asuntos,
se organizaron comités, como el Comité de Salud Pública, encargado de defender
la revolución. Dirigido por Robespierre, líder de los jacobinos, este comité
ejecutó y guillotinó a cualquier persona sospechosa de ser antirrevolucionaria.
Este periodo fue llamado «el Terror»>. -
El Directorio (1795-1799) y el Consulado (1799-1804).
Tras la ejecución de
Robespierre a manos de un sector moderado, se formó un Gobierno, al que se
denominó el Directorio. En el exterior, la Francia revolucionaria obtuvo
importantes victorias militares sobre las potencias absolutistas europeas. Su
general más prestigioso, Napoleón Bonaparte, dio un golpe de Estado en 1799 y
se hizo con el poder, proclamándose cónsul. -
El Imperio napoleónico.
En 1804. Napoleón se autoproclamó emperador y resucitó la idea de un imperio
europeo. Sus victorias militares contra las dinastías absolutistas de Austria y Prusia, las
dos mayores potencias continentales, supusieron el control de Italia, Países Bajos,
Polonia y gran parte de Alemania. También invadió España, donde durante unos años
reinó su hermano, José I, aunque de forma inestable. En 1812, Napoleón intentó
conquistar Rusia, pero su ejército acabó siendo derrotado y tuvo que retirarse. -
El Congreso de Viena.
Tras la derrota y el definitivo destierro de Napoleón a la isla de Santa Elena, los
países vencedores se reunieron en el Congreso de Viena (1814-1815). Prusia, Rusia y
Austria eran absolutistas, y solo Gran Bretaña era una monarquía parlamentaria. -
Las revoluciones liberales del siglo XIX.
En 1820, en lugares de la Europa mediterránea como España, Portugal, Nápoles
y Piamonte, se produjeron revoluciones que tomaron como modelo y programa la
Constitución española de Cádiz de 1812. En 1822, una asamblea democrática proclamó
la independencia de Grecia en oposición al poder absolutista del Imperio turco.