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Antes del cine
En la Cali de finales del siglo XIX, los espectáculos públicos más populares eran los más tradicionales (circo, corridas de toros, peleas de gallos); el público compartía espacio con quienes ejecutaban la función, sin mediación de un aparato tecnológico. -
El cinematógrafo llega a Colombia
Todo cambiaría en 1897, cuando en Panamá (que aún pertenecía a Colombia) el francés Gabriel Veyre realizó la exhibición de un maravilloso invento: el cinematógrafo de los hermanos Lumiere, que, como si se tratara de un acto de ilusionismo, plasmaba sobre una superficie imágenes casi reales en movimiento. -
Primera proyección del cinematógrafo en Cali
La primera proyección del cinematógrafo en el suroccidente colombiano se remonta a 1899, cuando en el Teatro Borrero de Cali se presentaron pequeños planos grabados de la ciudad. -
Los hermanos Di Doménico llegan a Colombia
En 1910, los hermanos italianos Francesco y Vichenzo Di Doménico pisaron territorio colombiano después de un periplo por el Caribe y Venezuela. En 1911 ya estaban proyectando cine en Bogotá y en 1912, junto a otros empresarios, inauguraron el Salón Olympia, que se convirtió en la primera gran casa del cine en el País. -
Se crea el Departamento del Valle del Cauca
En 1910 la historia de Cali se transformó. Aquel año se fundó el departamento del Valle del Cauca y Cali fue nombrada su capital. Era el inicio de un acelerado proceso de modernización urbana, tanto de la infraestructura como de la población. Fue en este momento cuando se estableció el cine en la ciudad. -
Los Di Doménico se instalan en Cali
Los Di Domémico llevaron el cine a varios lugares de Colombia, enviando a cada uno de sus hermanos a las regiones más importantes de país. Así, a Juan Di Doménico le correspondió la zona del Cauca y el Valle del Cauca, pero en 1924 su hermano Donato contrajo matrimonio con una caleña y también se instaló en esta ciudad. -
El cine se consolida en Cali
En medio de un fuerte ambiente de críticas y elogios, al finalizar la década de 1920 el espectáculo floreció, se popularizó y se instaló para siempre. Pueba de ello era que se presentaban zagas que aseguraban la proyección permanente, y se consolidaron rutinas colectivas de asistencia al cine.