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1479
Nacimiento
Su nacimiento, el 6 de noviembre de 1479. Su madre, demasiado ocupada con los asuntos del reino, no la amamanta. Su padre, Fernando el Católico, por haber nacido mujer, la mira sin interés. Su familia va de castillo en castillo debido a que sus padres son reyes en guerra. Tiene pocos momentos para disfrutar su niñez debido a las múltiples actividades que su madre le ha asignado. Juana aprende a tocar el clavicordio, a bailar, a tejer. -
1497
El matrimonio
A los 17 años, se trasladó a los Países Bajos para contraer matrimonio con el archiduque de Austria, Felipe el Hermoso, heredero de las casas de Borgoña y Habsburgo -
1497
Muerte de sus hermanos
En octubre de 1497 murió su hermano mayor Juan, a los 19 años, según se dijo por sus excesos sexuales con su también joven esposa, Margarita de Austria; casi medio siglo después, el emperador Carlos V, hijo de Juana, advertiría a su vástago, el futuro Felipe II, que no debía cometer excesos en los primeros años de desposado porque aquello había matado al infante don Juan. Un año después falleció la otra hermana mayor de Juana, Isabel, casada con Manuel I de Portugal. -
1500
Heredera
Juana se convirtió en la única heredera de las coronas de Castilla y Aragón, por lo que su madre, Isabel, le imploró que regresara urgentemente de Flandes a España, debido a las recientes muertes de sus hermanos. -
1501
Su reinado.
Por entonces nadie cuestionaba la capacidad de Juana para reinar. Sus arranques temperamentales eran del dominio público, pero se los consideraba un rasgo heredado de su imponente madre. El obispo de Córdoba, enviado por los Reyes Católicoscomo embajador a Flandes, informaba de que era "habida por muy cuerda y por muy asentada". Ese mismo año, el embajador residente de España había llegado a decir que "en persona de tan poca edad no creo que se haya visto tanta cordura". -
1502
punto de inflexión
Las Cortes de Toledo reunidas en mayo de 1502 marcaron un punto de inflexión en la vida pública de Juana, pues fue entonces cuando empezó a ponerse en cuestión su idoneidad para gobernar. -
1504
primeras dudas
Cuando la reina Isabel redactó un último testamento poco antes de su muerte, el 26 de noviembre de 1504, existían serias dudas en torno a la salud mental de Juana. Aunque Isabel la confirmó como heredera de sus reinos, en el documento añadía que si la reina Juana, "estando en ellos, no quiera o no pueda entender en la gobernación dellos", sería Fernando quien ejercería la regencia en su nombre. -
1506
incidente familiar
El 28 de junio, Felipe le comunicó que había firmado con su padre la concordia de Villafáfila, en la que se estipulaba que si la nueva reina no quería o no estaba en condiciones de gobernar, Felipe asumiría total autoridad y hasta continuaría siendo rey a la muerte de su esposa. Fernando se comprometió a retirarse a Aragón, aunque conservó la mitad de las rentas que reportaba a Castilla el Nuevo Mundo, así como pleno control sobre las órdenes militares. -
1506
Muerte de Felipe
La muerte repentina de Felipe el Hermoso, el 25 de septiembre de 1506, supuso sin duda un tremendo golpe emocional para Juana, embarazada de su sexto hijo. -
1516
proclamado rey
A su muerte, en 1516, tras la breve regencia del cardenal Cisneros, el primogénito de Juana, Carlos, sería proclamado rey sin atender a los derechos dinásticos de su madre, que quedaría confinada en el castillo-palacio de Tordesillas desde 1509 hasta su muerte. -
1554
reprocho a la reina
En 1554, Francisco de Borja, jesuita y antiguo conde de Gandía, fue enviado a Tordesillas. El clérigo reprochó a la reina que viviera sin asistir a los oficios ni tener imágenes sagradas en sus estancias privadas, recordándole que su nieto era ahora rey de Inglaterra y subsistía el riesgo de que los protestantes de aquel país declarasen públicamente que su fe no difería de la de ella. Juana proclamó que las mujeres de la familia y demandó que fueran investigadas por la Inquisición. -
1555
La muerte
Juana I de Castilla murió el Viernes Santo de 1555, a los 76 años, tras haber permanecido confinada casi medio siglo. Francisco de Borja atestiguó que sus últimas y balbuceantes palabras habían sido "Jesucristo crucificado, ayúdame". Juana luchó durante toda su vida para ser una buena hija, esposa y madre. Aceptó que enfermaba con frecuencia y que, cuando eso ocurría, era incapaz de gobernar sus múltiples reinos. El mayor tributo que puede rendirle la historia es reconocer sus debilidades.