Alfredo

Jorge luis borges

  • Biografia de Alfredo Gangotena

    Biografia de Alfredo Gangotena
    Alfredo Gangotena Fernández Salvador (19 de abril de 1904, Quito - 23 de diciembre de 1944, ibidem) fue un poeta ecuatoriano que escribió en francés y español. Sus inicios tienen lugar dentro del contexto modernista ecuatoriano, marcado por el simbolismo francés y el parnasianismo.
  • Agua

    Navegante,
    ¡Almendra del navío!
    La mirada acorralada por tantos brillos,
    Amianto y témpanos vivos de la estrella polar.
    El arco metálico arranca de las ramas astrales
    El lino de las cataratas.
    ¡El hielo de las cabezas sobre la esfera
    Que sonará una voz sin nombre! ¡Bah, la luna en su plenitud!
    El asalto guerrero de las llamas
    Que me libra de la sima de espuma
    Y de las jaulas de plata.
  • Amotinado

    ¡Ah, risa loca!
    ¿Henos aquí tus compañeros
    Ilustres en la ciudad de los políperos?
    ¡Dispara y modela la línea de nuestra muerte!
    Anda, corre y toma entre los astros tu noble impulso.
    ¡La tierra para nosotros! ¡Y en nuestra angustia
    Más bien el cieno de los cerdos
    Que el hueso que flota
    Como leño podrido del alud!
    Escucha cómo, avarienta, la oreja ronca,
    Encenegada, después de los calados.
    Pero cuídate, sostén de nuestro amor:
    Los perros que te rodean
    Sabremos allanar los caos y los letargos.
  • Pero El

    ¡Amén, Silencio! El paso se inquieta en el suelo de las gamas.
    Recojamos las melódicas flores de la pastoral
    Para nuestras tiernas hermanas.
    Venid todos, mordamos los barbechos; para nosotros los peces y el arsenal.
    .
  • Orogenia

    Escucho tus ondas, inefable noche, tu soplo, oh reina del sueño, en mi urbe.
    La oda comienza: que muja en mí la imprenta.
    ¡Funde este orden, ácido rojo del estío!
    Y que yo palpe las verdes ancas de la pradera.
  • El hombre del trujillo

    Te visito y te imploro en el sueño, mi esposa ignorada.
    Yo me consumo y me abraso en las soledades tórridas y en la avidez de mi amor.
    Oh mujer, vengo a mitigar y aplacar mi angustia
    En la querencia de tu inocente claridad
  • El ladron

    Como los grandes vientos que soplan en su nocturna y miserable inmensidad,
    En las profundas soledades del invierno,
    Yerro hirsuto, miserable y sin abrigo.
    Ya el lobo no escucha en su guarida
    Sino el golpe siniestro de mis años.
    Y cuidado con las llamas de un solsticio soñado:
    En sus claros de bosque,
    Las divinas y vigilantes miradas husmean entre las hojas marchitas
  • Ausencia

    Estás ahí en medio de la noche, Señora,
    Aparecida en el instante, Señora, en medio del invierno de mi noche.
    Me he dicho entonces: «Si bien recuerdo, Alejandro fue un gran capitán.
    «Y el rey Salomón vivió solemnemente como un gran rey.»
    Mas me tiene sin cuidado Alejandro y no soy el rey Salomón
  • yocasa

    Y heme aquí la espera ardiente
    nacida en la arena del desierto.
    Voy de soslayo como lo hacen las tempestades,
    toda mi sangre recogida en mí mismo.
    Ansioso viajero, en las olas graves,
    Voy hacia ese país, lejos de todo espíritu.
    Viajando por el sendero, por fin reconozco tu voz en un suspiro.
  • crueldades

    El cielo, en su fluidez mental, persiste en reconstruirme las
    modulaciones de este llamado.
    Mis ojos se empañan de lágrimas.
    ¡Es Ella, pero Ella! sin lugar a dudas.
    ¡Ella!
    Y toda la luna,
    desde lo alto de los viejos bosques,
    desde lo alto de las noches, despliega su helada sobre mi
    pensamiento.
  • De noche

    Mi semblante sumiso en la extirpación de las palabras,
    Mis manos esparcidas en el horror.
    Todo en sombras, arisco, fluyente y transido
    De los fríos sudores que he sangrado en mi noche. Mis ojos asesinados transpiran su lodo contra los muros.
    Mis fláccidas axilas de ningún modo me han sostenido.
    ¿Para qué frecuentar vuestras opulentas moradas?
    Os dejo en gran duelo, nativos fantasmas.