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NACIMIENTO:)
Soy una hucha creada en Inglaterra, concretamente en 1959. Me fabricaron junto a otras miles de huchas como yo. Todas éramos iguales. Nos formaron con arcilla y nos pintaron de rosa, a continuación, nos dibujaron los ojos y la nariz. Cuando me di cuenta ya estábamos en un camión viejo todas juntas. -
MI PRIMER VIAJE:)
Nos llevaron a un almacén inmenso y allí, nos separaron. Me etiquetaron y me montaron en otro camión, esta vez, un poco más moderno. Tiempo después, al parar en uno de los aparcamientos, junto a un cartel había una pancarta en la puerta escrita “Floristería Rosana”. Enseguida adiviné a donde iría a parar. -
ALOJAMIENTO:)
Montada en un especie de carro metálico, me llevaron a la entrada exterior de la floristería. Me colocaron en una balda, al lado de la ventana, junto con seis o siete huchas más. Todo olía a romero. ¡Me encantaba este lugar! Nada podía ir mejor. Vino una chica alta y de pelo corto, que nos colocó unas margaritas en el pequeño orificio en el que debían de meterse las monedas. -
UN GRAN LUGAR:)
Cada día iba mejor, venían muchos turistas a vernos y a comprarnos. Pero siempre terminaban llevándose tulipanes. Nunca me compraban, aunque mi sueño era quedarme en este maravilloso lugar. -
TRASLADO:)
Un día nublado, vino una electricista a arreglar la bombilla del aseo. Al salir a por unos cables, me tiró al duro azulejo gris y mojado. Me rompió en mil en pedazos. La electricista se ruborizó y no le quedó más remedio que comprarme. Intentaba sacarle el lado positivo, pero no había. -
NUEVO HOGAR:)
Llegamos a su piso y consiguió restaurarme, aunque se me veían las grietas mal pegadas con silicona. El piso donde me resguardaba de la lluvia era pequeño, pero muy acogedor. Tenía un salón grande, una cocina, un dormitorio oscuro, un baño con un retrete, ducha y lavabo. Me gustaba aquel lugar, porque podía ver todo Behemoth, el pueblo donde me alojaba, y gran parte de la casa. -
MASCOTA:)
Todo era más o menos perfecto, exceptuando que nada más llegar, lo primero que vi fue un gato que no me quitó ojo en toda la tarde. Me miraba fijamente a los ojos y no podía parar de sentir pavor. Todo iría bien mientras que mi dueña no nos dejase solos en el piso. Las dudas se me dispararon al día siguiente, cuando miré alrededor, y empezó a acercarse hacia mí con malicia. -
PROBLEMAS:)
Para cuando me di cuenta, de un zarpazo me había lanzado al suelo, y me aproximaba a toda velocidad al suelo. En ese preciso momento, vi pasar toda mi vida de gorrino cerámico por delante de mis ojos.
Después de un tiempo, recobré la conciencia, pero algo extraño noté en todo mi ser. Ya no tenía esa forma rechoncha de antes, sino que me notaba alargado y plano. Y de repente, me di cuenta en lo que me había convertido cuando me vi reflejado en un espejo que estaban metiendo en el domicilio. -
NUEVA FORMA:)
Con mis pedazos me habían creado un mosaico en la pared de acceso a la vivienda. Parece ser que me había cogido cariño y por eso decidieron conservarme en esta forma para siempre. Al fin y al cabo todo me había salido bien, el maldito gato me había hecho un favor, ya nunca me podrÍan tirar de una estantería, ahora era eterno, sin darme cuenta de que se aproximaba el perro del vecino, me olisqueó y me orinó en la cara. ¡Demonios! Ahora se pasaría todos los días por allí a regarme.