El seat 600

El 600

  • Nacimiento

    Nacimiento
    Nací hace 60 años en la ciudad de Barcelona, mis primeros días de vida fueron muy ruidosos, rodeados de maquinaria pesada, tornillos y taladros. No recuerdo mucho sobre esos días, tan solo que no sabía caminar porque me faltaban mis cuatro ruedas. Estas llegaron de Italia al cabo de una semana y entonces comenzó la historia de mi vida.
    Si quieres saber más sobre mi nacimiento consulta este link: [https://seat600.info/historia-del-seat-600/]
  • Salón de belleza

    Salón de belleza
    Cuando tenía tres semanas acudí a mi primera sesión de belleza. Recuerdo el intenso olor y a los cinco señores vestidos de astronautas apuntándome con unas largas y extrañas pistolas, en aquel momento no entendía nada. Fue entonces cuando me vi reflejado en el cristal, me quede boquiabierto, me habían pintado de color azul cielo y brillaba muchísimo.
  • Viaje a Logroño y residencia en concesionario durante dos años

    Viaje a Logroño y residencia en concesionario durante dos años
    Este viaje lo realicé acompañado de mis hermanos gemelos (otros dos Seat 600) y mis hermanos pequeños Seat 600 descapotable y Seat 600 comercial. Yo odiaba viajar con mi hermano descapotable, era mucho más guapo que yo y siempre acaparaba las miradas de todo el mundo. Aunque cuando llegamos al concesionario logroñés, fue el primero en marcharse con otra familia y eso me generó algo de tristeza.
  • Nueva familia y viaje a Matute

    Nueva familia y viaje a Matute
    Un buen día, llegó un hombre llamado Félix al que le encanté, decidió comprarme y llevarme a conocer a su familia en un pequeño pueblo llamado Matute. No daba crédito, el pueblo era precioso y la familia me acogió con una alegría abrumadora, jamás me había sentido tan feliz.
    Félix me paseaba todos los días y me daba de comer cuando me sentía hambriento y se lo pedía.
  • Period: to

    Vida matutina

    Los años más felices de mi vida con mi familia.
  • Vacaciones de verano

    Vacaciones de verano
    De vez en cuando me llenaban el capó de tarteras de lomo con pimientos y albóndigas, una nevera azul con agua y vino tinto, sombrillas y miles de maletas... Así, trasladaba a toda la familia hasta el mediterráneo. Nunca entendí como entraba tanta gente y tantos bártulos dentro de mí pero lo cierto es que lo lograba. Aunque todos se quejaban de lo largos que se hacían esos viajes, para mí eran los momentos más felices porque podía disfrutar de toda la familia junta.