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Antes de la llegada de los romanos, la Península Ibérica estaba habitada por diversos pueblos como los íberos, celtas, celtíberos, vascos y tartesios, entre otros. Cada uno con su propia lengua y cultura, como los íberos que hablaban el íbero.
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Con la llegada de los romanos, el latín se impuso en la península. La convivencia del latín con las lenguas prerromanas dio lugar a una lenta asimilación cultural y lingüística.
Desaparecieron progresivamente las lenguas prerromanas, excepto el vasco, hablado por los vascones. -
Con la caída del Imperio Romano de Occidente, el latín comenzó a fragmentarse en las distintas regiones de Europa, dando lugar a las lenguas romances. En nuestro país surgieron el castellano, catalán, gallegoportugués, entre otros.
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La conquista musulmana de la Península Ibérica introduce el árabe como lengua dominante en gran parte del territorio. Aunque el árabe no reemplazó a las lenguas romances, sí tuvo una influencia importante en el vocabulario del español, especialmente en la ciencia, agricultura y arquitectura.
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Con la expansión de los reinos cristianos y la reconquista de territorios bajo dominio musulmán, el castellano se va imponiendo como lengua dominante en el territorio.
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La colonización de América llevó el español a nuevas tierras, convirtiéndose en una lengua global.
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Con la unificación de los reinos de Castilla y Aragón y la conquista de Granada en 1492, el castellano se consolida como la lengua oficial de los territorios unificados. Antonio de Nebrija publica la primera gramática del español en 1492.