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Primera serie
A excepción de Gerona, todos los episodios siguen las andanzas aventureras y amorosas del muchacho Gabriel de Araceli. A lo largo de este periodo, el niño Gabriel crece, evolucionando desde el astuto e ingenioso al individuo que descubrirá el concepto del honor en el cumplimiento del deber, la rectitud de conciencia, y, sobre todo, el gesto amoroso con sus congéneres, el resto de los humanos. -
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Segunda serie
Su personaje conductor, aunque no siempre protagonista, es el liberal Salvador Monsalud, ensalzado en el Trienio Liberal y perseguido durante la Década Ominosa. Fuertes personajes secundarios de la trama de esta segunda serie serán, con Monsalud, su novia Jenara, «bella, apasionada, fanática, intransigente y estéril. Completan el elenco, Carlos Navarro y Juan Bragas de Pipaón, «el hombre camaleónico moderno, siempre cambiando de ideas pero siempre el mismo». -
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Tercera serie
Tras una pausa de casi veinte años, Galdós retomó en 1898 la escritura de los Episodios. El escritor escribió los diez episodios de esta serie en poco más de dos años. Se ha enriquecido el aspecto literario, Galdós mezcla varias técnicas narrativas como monólogos o novelas epistolares. Desaparece el simbolismo de los primeros protagonistas y la parábola, aunque sigue habiendo un personaje principal o más habitual que aparecen en casi todas las novelas de la serie, Fernando Calpena. -
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Cuarta serie
Esta etapa cubre el periodo de la historia española entre los intentos revolucionarios de 1848 que dan título a la primera de las diez novelas de la serie. Las vicisitudes y descalabros de los últimos años del reinado de Isabel II, y el triunfo de la Revolución de 1868 que interrumpiría temporalmente la hegemonía monárquica en España. Para hilar la trama, el escritor elige en esta ocasión a José García Fajardo. -
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Quinta serie
Esta quinta serie cubre el periodo de la historia española del siglo xx entre la Revolución Gloriosa española y los años de la Restauración en el inicio de siglo. Galdós admite estar más interesado por lo que Unamuno denominó «intrahistoria» que por los hechos históricos en sí mismos. Los galdosistas coinciden en subrayar el «tono irónico, burlesco, sarcástico, deformado, casi esperpéntico», que define el estilo literario de estos últimos episodios, con figuras mitológicas.