Línea de Tiempo "Obras y autores"

  • Crepusculario

    Crepusculario
    Por esa vida que ardera en sus venas
    tendrían que amarrarse nuestras vidas. Por esas manos, hijas de tus manos,
    tendrían que matar las manos mías. Para que nada nos amarre
    que no nos nada.
  • Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada

    Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada
    Como todas las cosas están llenas de mi alma
    emerges de las cosas, llena del alma mía. Así en horas profundas sobre los campos he visto
    doblarse las espigas en la boca del viento. He aquí la soledad de donde estás ausente.
    Llueve. El viento del mar caza errantes gaviotas.
    El agua anda descalza por las calles mojadas.
    De aquel árbol se quejan, como enfermos, las hojas.
    Abeja blanca, ausente, aún zumbas en mi alma.
    Revives en el tiempo, delgada y silenciosa.
  • Residencia de la tierra

    Residencia de la tierra
    Yo lloro en medio de lo invadido, entre lo confuso,
    entre el sabor creciente, poniendo el oído
    en la pura circulación, en el aumento,
    cediendo sin rumbo el paso a lo que arriba, A lo que surge vestido de cadenas y claveles;
    yo sueño, sobrellevando mis vestigios morales. Como tallos o femeninas, adorables cosas,
    desde las rodillas suben, cilíndricas y espesas,
    con turbado y compacto material de existencia;
    como brutales, gruesos brazos de diosa
    ,
  • Canto General

    Canto General
    Nadie pudo
    recordarlas después: el viento
    las olvidó, el idioma del agua
    fue enterrado, las claves se perdieron
    o se inundaron de silencio o sangre. No se perdió la vida, hermanos pastorales.
    Pero como una rosa salvaje
    cayó una gota roja en la espesura
    y se apagó una lámpara de tierra.
    No se perdió la vida, hermanos pastorales. Pero como una rosa salvaje
    cayó una gota roja en la espesura
    y se apagó una lámpara de tierra.
  • Love poems

    Love poems
    No te quiero sino porque te quiero
    y de quererte a no quererte llego
    y de esperarte cuando no te espero
    pasa mi corazón del frío al fuego. Te quiero sólo porque a ti te quiero,
    te odio sin fin, y odiándote te ruego,
    y la medida de mi amor viajero
    es no verte y amarte como un ciego. Tal vez consumirá la luz de enero,
    su rayo cruel, mi corazón entero,
    robándome la llave del sosiego.
  • Odas elementales

    Odas elementales
    Déjame arrepentirme.
    Pensé que solamente
    si quemaba
    mi corazón
    la zarza del tormento, Como la tierra
    eres
    necesaria.
    Como el fuego
    sustentas
    los hogares.
    Como el pan
    eres pura.
    Como el agua de un río
    eres sonora.
    Como una abeja
    repartes miel volando. Hoy, alegría,
    encontrada en la calle,
    lejos de todo libro,
    acompáñame:
  • Cien sonetos de amor

    Cien sonetos de amor
    Por qué precipitaste tu fuego doloroso,
    de pronto, entre las hojas frías de mi camino?
    Quién te enseñó los pasos que hasta mí te llevaron?
    Qué flor, qué piedra, qué humo mostraron mi morada? Recordarás los dones de la tierra:
    irascible fragancia, barro de oro,
    hierbas del matorral, locas raíces,
    sortílegas espinas como espadas. Y aquella vez fue como nunca y siempre:
    vamos allí donde no espera nada
    y hallamos todo lo que está esperando.
  • Arte de pájaros

    Arte de pájaros
    Cruza el oeste palpitando y sube
    por cada grada hasta el desnudo azul
    todo el cielo es su torre
    y limpia el mundo con su movimiento. Vuelo de la saeta
    que es la misión de cada golondrina,
    vuelo del ruiseñor con su sonata
    y de la cacatúa y su atavío! Cargo y remonto con mil alas,
    nada puede parar el brío,
    el orden negro de mis plumas.
    Tengo alma de palo quemado.
  • Las manos del DIa

    Las manos del DIa
    ¡Ay tus manos cargadas de rosas! Son más puras
    tus manos que las rosas. Y entre las hojas blancas
    surgen lo mismo que pedazos de luceros,
    que alas de mariposas albas, que sedas cándidas.
    Tus manos entre sueños! Atraviesan, palomas
    de fuego blanco, por mis pesadillas malas,
    y, a la aurora, me abren, como son luz de ti,
    la claridad suave de oriente de plata.
    Mi frente se serena, como un cielo de tarde,
    cuando tú, como tus manos, entre sus nubes andas;
    empalidece de su blancor de piedra de agua.
  • The Poetry of Pablo Neruda

    The Poetry of Pablo Neruda
    Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
    Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
    Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
    Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste! En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla
    y tu silencio acosa mis horas perseguidas,
    y eres tú con tus brazos de piedra transparente
    donde mis besos anclan y mi húmeda ansia anida.